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viernes, 26 de noviembre de 2021

EL MÚSICO Y VIOLINISTA UNIVERSAL ABEL MUS.

 

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLON:

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR...

Por: JUAN EMILIO PRADES BEL "Pragmátic", ("ESPIGOLANT CULTURA":(Taller de historia, memorias y patrimonios).

(Serie temática): HISTORIAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 1936-1939.

"EL MÚSICO CASTELLONENSE Y PRODIGIOSO VIOLINISTA ABEL MUS, Y SU VINCULACIÓN Y COLABORACIÓN CON EL COMPLEJO HOSPITALARIO DE LAS BRIGADAS INTERNACIONALES Y EL SOCORRO ROJO, UBICADO EN LAS VILLAS DE BENICASSIM".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.

INTRODUCCIÓN: Este artículo, aporta referencias documentales y los ambientes propios de tema cultural en el periodo de estancia de las Brigadas Internacionales en Benicassim, el contenido paralelo lo dedico al recuerdo de dos grandes profesores músicos castellonenses Abel Mus (violinista) y su hermana Encarnación Mus (pianista) que trabajaban en el complejo hospitalario para los heridos de guerra de las Brigadas, el cómo traductor e intérprete de francés y profesor de español y en la Comisión Cultural de las Brigadas Internacionales del Centro hospitalario, y ella como enfermera sanitaria, ambos hermanos eran profesionales virtuosos de la música y junto con un brigadista que tocaba el chelo, todas las semanas amenizaban al menos una velada de música clásica, en la cual Abel Mus antes de interpretar cada pieza, explicaba los pormenores entre la obra y su autor, los motivos o inspiración de dicha creación y la vida del autor, con esta manera de presentar las obras que iban a interpretar, ambos hermanos contribuyeron grandemente a elevar la cultura musical de muchos de los integrantes de las Brigadas, así lo explico uno de sus grandes admiradores el doctor José María Massons, cirujano-jefe de equipo quirúrgico de las Brigadas Internacionales (Cirujano de la XIII Brigada Int.) destinado de puesto al hospital del complejo de Benicassim. Con esta comunicación trato de hacer una aproximación, entiéndase salvando la distancia en el tiempo, para poder aproximarnos o intentar conocer los tipos de escenario cultural y los ambientes creados alrededor de las actividades culturales, artísticas y musicales que, con la sencillez exigente y condicionante por la guerra, se programaban en el complejo hospitalario militar, para crear un ambiente de distensión para el personal sanitario y los heridos convalecientes. El complejo hospitalario de las Villas de Benicassim estuvo en servicio entre los años 1936 y 1938, estando administrado y ocupado por el Servicio Sanitario de las Brigadas Internacionales y financiado por el Socorro Rojo internacional y el Gobierno de la República, posteriormente fueron cedidas todas las instalaciones al Ejército de Levante y posteriormente al Ejército de Maniobra, pasando finalmente al Ejército de los nacionales.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL, AÑO 1936: "MEMORIAS DE LA GUERRA DE ABEL MUS“: “18 de julio de 1936. En ese día me encontraba en Castellón al frente de su Conservatorio que yo intente convertir en "oficial" para agradecer así a la ciudad que me ayudó con su pensión en París a perfeccionar mis estudios artísticos…. A consecuencia de lo que aconteció aquel memorable día en España, mi Conservatorio, frecuentado por gente acomodada, se quedó sin alumnos y sus profesores sin recursos. Mi hermana Encarnación, profesora de piano de aquel Centro, se hizo enfermera y fue destinada a las Villa de Benicasim, donde se instaló el hospital de las Brigadas Internacionales y donde yo, más tarde, valiéndome de mis conocimientos lingüísticos, me colé allí como interprete, organizando espectáculos para los heridos y dando clases de español a los convalecientes que no eran todos extranjeros, pues había entre ellos muchos españoles que eran totalmente “asnalfabetos” como decía muy seriamente un muchacho de allá arriba de las montañas del Maestrazgo. En esa humanitaria labor me ayudaba con todo amor mi esposa Eva”. Abel Mus (1973): “Memórias de la Guerra Civil, 1938”.  Buris-ana, Butlletí de l'Agrupació Borrianenca de Cultura, núm. 131 (1973).

ABEL MUS, SOBRE LA GUERRA CIVIL: ....¡Cuántas veces he odiado a España en los últimos años de desgracias! No, realmente no, no soy ni un poco patriota, y no me avergüenza no parecerlo… Ser patriota como nos enseñan no es más que una estúpida ceguera que nos empuja a matar sin remordimientos”.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL, AÑO 1937: Heraldo de Castellón: Año XLVIII Número 14752 - 13 diciembre 1937. LA FIESTA DE AYER EN BENICASIM. Bella y conmovedora fue en verdad la fiesta que las Brigadas Internacionales organizaron ayer en honor de los heridos de guerra. Desde primeras horas de la mañana empezaron a acudir a las hermosas playas donde se asientan las Villas convertidas hoy por exigencia de la guerra cruel en hospitales de sangre, numerosos vecinos de Benicasim y Castellón deseosos de compartir con sus hermanos los heroicos soldados de las Brigadas Internacionales, la serena alegría de esta simpática fiesta a la que la Banda Municipal de Madrid ofreció generosamente su concurso. A la llegada de la banda, los heridos y vecindario hicieron objeto a los Profesores madrileños del notable programa. Hasta la hora de comer los asistentes a la fiesta, estuvieron visitando las distintas salas de Cultura y Propaganda de las Brigadas. Los periódicos murales, las poesías revolucionarias, los dibujos interesantes confeccionados exclusivamente por soldados, fueron unánimemente elogiados y les testimonian los nuevos derroteros que el trabajo, la fraternidad y el cultivo del arte sabrá imponer a la nueva sociedad. Después de una comida sobria como exige la guerra, dio comienzo el concierto que el público escuchó con la complacencia que producen las actuaciones de la inigualable Banda madrileña. A mitad del concierto el camarada Abelardo Mus ofreció al maestro Sorozábal para la bandera de la Banda en nombre de las Brigadas, un sencillo corbatín que sobre los colores de la nuestra gloriosa bandera republicana llevaba bordada la siguiente inscripción: Las Brigadas Internacionales a la Banda de Madrid”. Los Comisarios políticos de las Brigadas, tan auténticamente modestos que se negaron a darnos sus nombres, atendieron y agasajaron a los asistentes a la hermosa fiesta con fraternal cordialidad. Una representación del Consejo Municipal de Castellón, llevó a la fiesta la representación del pueblo castellonense. A la terminación del concierto, la Banda interpreto el “Himno Mateotti”, dirigiéndolo su autor Abelardo Mus. Después ejecutaron “La internacional” y el “Himno de Riego”.

"EN LA CASA DE LA CULTURA. Terminada la audición, las autoridades y profesores de la Banda fueron obsequiados con un concierto por los hermanos Mus en la Casa de la Cultura. Un camarada de las Brigadas cantó con verdadera maestría “La canción de los Mineros”, “Las Compañías de acero” y otras canciones, siendo muy felicitado. Otro camarada ejecutó “Canción de cuna” a violonchelo y piano, interpretando después Abelardo Mus varias obras con el acierto y maestría a que nos tiene acostumbrados. Seguidamente la señorita Escobar interpretó varias canciones populares asturianas, terminando con la interpretación de unas guajiras mejicanas a dos voces por la misma señorita y una hermana suya. Como final se pronunciaron discursos por el director y Comisario Político de las Brigadas agradeciendo a las autoridades de Castellón su asistencia, lo mismo que a la Banda de Madrid, a la que felicitaron efusivamente. El maestro Sorozábal pronunció unas palabras para corresponder a las pruebas de afecto recibidas, terminando el gobernador civil de Castellón con un breve discurso, enalteciendo el heroísmo de las Brigadas y la labor que realiza en estos momentos la Banda Municipal de Madrid". Periódico Heraldo de Castellón: Año XLVIII Número 14752 - 13 diciembre 1937.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL DEL AÑO 1937: Nosotros (Valencia. 1936). 13/12/1937, página 4. "LA BANDA MUNICIPAL DE MADRID EN BENICASIM. HOMENAJE A LOS HERIDOS DE LAS BRIGADAS INTERNACIONALES. Ayer domingo la Banda Municipal de Madrid obsequió con un selecto concierto a los heridos de las Brigadas Internacionales hospitalizados en el bello pueblo de Benicasim. El acto, celebrado a veinte metros del mar, resultó en verdad simpático, agradando hondamente a los heridos y demás personas que acudieron a oír tan bello concierto. El camarada Abel Mus, en nombre de los heridos de las heroicas Brigadas, impuso una corbata con los colores nacionales a la bandera de la Banda madrileña, de sentida dedicatoria. Terminó el festival con unas breves y emocionadas palabras de los responsables del hospital, del maestro Sorozábal y del gobernador civil de Castellón, aludiendo al heroísmo de las Brigadas Internacionales, a Madrid y a la libertad".

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL:

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):

BIOGRAFÍA DE ABEL MUS: Abel Mus, de nombre Abelardo Mus i Sanahuja, (Burriana, 22 de abril de 1907 – Picaña, 23 de enero de 1983) fue un violinista, pedagogo y compositor español. Hijo de padre barbero, comienza a aprender música a los ocho años, juntamente a su hermano Vicent, en la Banda de la Sociedad Filarmónica de Burriana, con su director José María Ibáñez. Poco después se inicia en el mundo del violín con Vicent Tárrega (hermano de Francisco Tárrega) y dos años más tarde se traslada a Valencia, para estudiar con el violinista burrianense Joaquim Monzonís Ribera. Becado por la Diputación de Castellón, se marcha a París en 1920 a ampliar sus estudios. Primero con Bilewky; admitido en 1921 al Conservatorio de París, los continua con Alfred Brun y Émile Schwartz. En 1924 gana los primeros diplomas internacionales de solfeo y violín, los cuales eran los más importantes que ofrecía el centro. En 1926 consigue la Primera Medalla Internacional de Violín de la Escuela Superior de Música y Declamación de París, de la que en fue nombrado profesor posteriormente. Se establece en Castellón de la Plana en 1932 donde funda, junto con Vicente Asencio, el Conservatorio de Música, que Mus dirige hasta 1938. Durante la Guerra Civil hace de intérprete de los brigadistas franceses convalecientes del hospital de Benicasim; estuvo destinado al Comisariado de Propaganda del Ejército de Levante y dio conciertos a los soldados de gran parte del territorio republicano. Durante el conflicto bélico adoptó el nombre de Abel, en lugar del de Abelardo con el que había sido bautizado. En 1943 se convocaron oposiciones para fundar la Orquesta Municipal de Valencia y Abel ganó la plaza de concertino (primer violín). Al cargo de esta orquesta estuvo hasta su jubilación en 1972. La labor en la orquesta la desarrolló paralelamente a su carrera como solista y durante la década de los cuarenta ofreció una gran cantidad de conciertos por toda España, que le dieron una reputación y prestigio que pocos violinistas españoles tenían. Hay que resaltar dos importantes paréntesis en su estancia en la Orquesta de Valencia: el primero cuando se desplaza a Argentina para ofrecer una importante gira de conciertos, que finalizaron con diversas grabaciones para la Casa Odeón, y el segundo cuando formó parte en 1962-1963 de la Orquesta Nacional de Egipto, en El Cairo. En estos años también fue un tiempo director de la Escuela Municipal de Música de Alcoy. De la orquesta de Valencia pasó a ocupar la misma plaza en la Orquesta del Liceo de Barcelona (al menos hasta 1975. Discípulos suyos han sido la violinista Josefina Salvador, los violinistas Gerardo Mesado Oliver y José Hernández Yago, y el viola Emilio Mateu.

Entre los años 1969 y 1976 colabora habitualmente en la revista Buris-ana, boletín de la Agrupació Borrianenca de Cultura.

El compositor Joaquín Rodrigo le dedicó las piezas La enamorada junto al pequeño surtidor y Pequeña ronda, que estrena en París (1928) el propio Abel junto a la pianista, y hermana suya, Encarnación Mus.

Eduardo López-Chávarri le dedicó la obra "In modo de sarabanda" (1930) y le hizo en 1948 un arreglo propio para violín y piano de su pieza Variaciones para violín y orquesta.

EL EJÉRCITO DEL KOMINTERN Y LAS CONSIGNAS Y PROCLAMAS DE LA TERCERA INTERNACIONAL COMUNISTA, CONFORMARON EN ESENCIA Y VIRTUD EL ESPIRITU DE LAS BRIGADAS INTERNACIONALES Y DE LOS LLAMADOS "VOLUNTARIOS DE LA LIBERTAD" QUE COMBATIERON EN ESPAÑA: La Internacional Comunista, también conocida como la III Internacional, así como por su abreviatura en ruso Komintern (Коминтерн, abreviatura de Коммунистический интернационал, transliterado como Kommunistícheskiy internatsional) o Comintern (abreviatura del inglés: Communist International), fue una organización comunista internacional, fundada en Moscú el marzo de 1919, por iniciativa de Lenin y el Partido Comunista de Rusia (bolchevique), que agrupaba a los partidos comunistas de distintos países, y cuyos objetivos en sus primeros estatutos era luchar por la supresión del sistema capitalista, el establecimiento de la dictadura del proletariado y de la República Internacional de los Soviets, la completa abolición de las clases sociales y la realización del socialismo, como primer paso hacia una sociedad comunista, así como "luchar por todos los medios disponibles, incluida la fuerza armada, para el derrocamiento de la burguesía internacional y la creación de una república soviética internacional como un estadio de transición hacia la abolición completa del Estado". La coalición de partidos políticos españoles que conformaron el Frente Popular seguían paso a paso el dictado para llevar a España y los españoles hacia una sociedad plenamente comunista alineada con los Soviets.

EL FRENTE POPULAR: Frente popular, es el nombre que recibían las coaliciones electorales entre formaciones políticas de ideología izquierdista o de centro izquierda, y las coaliciones de partidos antifascistas propiciadas por la Internacional Comunista a partir de 1935 para hacer frente al ascenso del fascismo que amenazaba las políticas comunistas de la Unión Soviética. Los componentes principales del Frente Popular fueron los partidos de izquierda marxista (socialistas y comunistas). El funcionamiento social de los Frentes Populares se sustentan en una rígida disciplina y un apego total a las cadenas de mando, y en llevar adelante un fuerte aparato militar, cuyo espíritu militarista trasciende a la sociedad en su conjunto, junto a una educación en los valores castrenses y un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas, que conducen a la violencia contra los que se definen como enemigos.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

Real Academia de la Historia.

ARCHIVO FOTO-IMAGEN:

ARCHIVO: ABEL MUS.

Abel Mus.


Abel Mus y amigos, en Benasal.








miércoles, 24 de noviembre de 2021

MARTINEZ BARRIO EN BENICASSIM.

 

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLON:

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR....

Por: JUAN EMILIO PRADES BEL "Pragmátic" ("ESPIGOLANT CULTURA": (Taller de historia, memorias y patrimonios).

(Otto von Bismarck: "Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a si misma y todavía no lo ha conseguido").

(Serie temática): HISTORIAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 1936-1939.

"LAS VACACIONES EN BENICASSIM DE LA FAMILIA DE D. DIEGO MARTINEZ BARRIO PRESIDENTE DE LAS CORTES GENERALES DE LA REPÚBLICA EN LOS DIAS PREVIOS AL 17 DE JULIO DE 1936, DÍA DEL INICIO DE LA GUERRA CIVIL".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.

INTRODUCCIÓN: Don Diego Martínez Barrio (que fue presidente de las Cortes Generales de la República, presidente y vicepresidente del Consejo de Ministros, presidente interino de la Segunda República Española y presidente de la Segunda República Española en el exilio) era un ilustre político veraneante en Benicassim y amigo del Doctor Bellido, el médico de Benicassim. 

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: El Sol (Madrid. 1917). 5/7/1936, página 6. EL PRESIDENTE DE LAS CORTES, EN LA VILLA BENICASIM. Castellón, 4 (6 t.).—Acompañado del diputado a Cortes señor Gómez Hidalgo, ha llegado a la villa Benicasim, propiedad del doctor Bellido, el presidente del Congreso, Sr. Martínez Barrio, en unión de su esposa y cuñada. El viaje lo han realizado en automóvil. El Sr. Martínez Barrio fue cumplimentado por personalidades y por el gobernador civil. (Agencia Febus.)

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: La Gaceta de Tenerife: diario católico de información: Año 8572 Número - 1936 julio. MARTINEZ BARRIO EN CASTELLÓN. Castellón de la Plana, 6- Procedente de Benicasim llego el presidente del Congreso señor Martínez Barrio, siendo cumplimentado por el gobernador civil y numerosos correligionarios. A las siete de la tarde regresó el señor Martínez Barrio a Madrid.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: MARTINEZ BARRIO, UN HOMBRE QUE INTENTÓ PARAR LA GUERRA CIVIL: Diego Martínez Barrio (Sevilla, 25 de noviembre de 1883-París, 1 de enero de 1962) fue un político español que alcanzó los cargos de presidente de las Cortes, presidente y vicepresidente del Consejo de Ministros, presidente interino de la Segunda República Española y presidente de la Segunda República Española en el exilio. (La Guerra civil (duración) del 17 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939, un total de 2 años, 8 meses y 15 días): En la noche del 18 al 19 de julio de 1936, Manuel Azaña, tras la dimisión de Santiago Casares Quiroga, le ofreció a Martínez Barrio la difícil tarea de formar un gobierno de conciliación que pudiese evitar el inicio de la guerra. Durante unas horas de actividad frenética, telefoneó a varios jefes militares en un último intento para que depusieran su actitud, consiguiéndolo con varios de ellos en parte gracias a amistades personales. Por último, tal como relata en sus memorias, habló por teléfono con el general Mola, el cual se negó a ningún acercamiento. Contrariamente a lo que se ha afirmado de forma infundada, jamás le ofreció a ninguno de estos militares formar parte del nuevo gobierno. El 19 de julio, presentó la dimisión al comprender que la guerra civil era inevitable. Fue entonces sustituido por José Giral. Durante la guerra civil fue uno de los consejeros más íntimos de Azaña y presidió en varias ocasiones las Cortes de la república.​ A la caída de la República se exilió, a Francia, Cuba —el 16 de mayo de 1939— y luego a México, donde presidió la Junta Española de Liberación. Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, regresó a París, donde fue designado presidente de la República en el exilio, cargo que ocupó hasta su muerte. Falleció en París el 1 de enero de 1962.

BIOGRAFIA DE DIEGO MARTÍNEZ BARRIO, por Leandro Álvarez Rey: "Martínez Barrio, Diego. Sevilla, 25 de noviembre de 1883 – París (Francia), 1 de enero de1962. Político e industrial de artes gráficas, presidente del Gobierno, presidente de las Cortes y presidente interino de la Segunda República Española en el exilio. presidente de las Cortes, presidente y vicepresidente del Consejo de ministros, presidente interino de la Segunda República Española y presidente de la Segunda República Española en el exilio. En contra de lo afirmado por Lerroux acerca de los “oscuros” orígenes de quien fuera su principal colaborador durante la Segunda República, se sabe que Diego Martínez Barrios (o Barrio, como él prefería apellidarse) nació en Sevilla el 25 de noviembre de 1883, en el n.º 4 de la plaza de la Encarnación. Era hijo legítimo del matrimonio formado por Manuel Martínez Gallardo, natural del pueblo sevillano de Utrera y de profesión jornalero, y de Ana Barrios Gutiérrez, nacida en la localidad gaditana de Bornos —de donde procedían sus abuelos maternos— y vendedora en el mercado de la Encarnación. Su familia por parte de padre era originaria de Las Cabezas de San Juan, aunque su abuelo paterno, ya difunto y por el que se le puso el nombre de Diego, era natural de Sorbas, en la provincia de Almería. Martínez Barrio tuvo un hermano algo mayor que él, llamado Modesto Pineda Barrios, periodista y director del Diario de Huelva, con quien siempre mantuvo excelentes relaciones. Dicho hermano era fruto de un matrimonio anterior de su madre, del que ésta, al parecer, quedó viuda. Hasta enero de 1893 Martínez Barrio estudió las primeras letras en el colegio de San Ramón, donde conoció a uno de sus más íntimos amigos, el futuro ministro Manuel Blasco Garzón; pero a los nueve años tuvo que dejar la escuela para comenzar a trabajar como aprendiz en una panadería. Huérfano de madre a los once, pasó posteriormente por los oficios de aprendiz de tipógrafo y desde 1896 —gracias a las gestiones de su hermano— trabajó como auxiliar del procurador Rodrigo Rus y Rus. Éste, un anciano carlista al que siempre profesó gran cariño, era propietario también de un despacho de pan, y Martínez Barrio simultaneó los empleos de escribiente en la procuraduría y dependiente en la panadería. En 1906, recién cumplidos los veintidós años, logró colocarse de empleado de Manuel Jacinto Martínez, comisionado de reses en el Matadero Municipal, permaneciendo en dicho empleo hasta 1910, en que fue elegido por primera vez concejal del Ayuntamiento de Sevilla. Poco después, con el apoyo de un buen número de amigos y masones sevillanos, Martínez Barrio logró montar un pequeño negocio de cuyos ingresos pudo vivir modestamente a partir de entonces. Con una formación autodidacta, lector incansable de novelas, lecturas históricas y periódicos, Martínez Barrio participó siendo un adolescente en mítines y reuniones de carácter societario, desembocando a comienzos de siglo en el movimiento anarquista. Desde 1901, con diecisiete años, comenzó a publicar numerosos artículos en el diario El Noticiero Obrero, órgano de la Asociación de Obreros del Arte de Imprimir, en Tierra y Libertad y en el semanario ¡Justicia!, colaborando desde 1902 en una publicación editada en Cádiz y titulada El Proletario. Durante esos años fundó también un modestísimo semanario, que realizaba él sólo manualmente, titulado Trabajo, y que años después volvió a publicar con el nombre de Humanidad. A partir de 1903 Martínez Barrio fue abandonando gradualmente sus simpatías anarquistas aproximándose a los ideales de la democracia republicana. En dicha evolución y aparte de esa tendencia a la moderación que, según él, siempre predominó en su carácter y conducta, jugó un papel no desdeñable su relación con el teniente coronel al mando del batallón de Cazadores de Chiclana, acantonado en Ronda, donde desde 1903 Diego cumplió su servicio militar. Aquel oficial, hermano de Eugenio García Ruiz, uno de los líderes del republicanismo unitario durante los años del Sexenio, influyó en su formación política decidiéndole a abandonar definitivamente las ideas anarquistas. Al poco Martínez Barrio ingresó en la Juventud Republicana de Sevilla, donde, desde 1905, un impulso “sentimental y romántico” —según confesaría años después— acabaría llevándole tras los pasos de Alejandro Lerroux, fascinado por la vibrante personalidad del Emperador del Paralelo. Sus primeros pasos como neófito republicano no fueron nada fáciles. Cumpliendo su servicio militar, Martínez Barrio fue procesado por el supuesto delito de “tentativa de rebelión”. Dicha causa dio lugar a que entre mayo y junio de 1903 sufriera calabozo en los acuartelamientos de los Regimientos de Granada y Soria, y a que se le abriera un voluminoso sumario. Puesto en libertad sin cargos, en los años siguientes la autoridad militar no se olvidó de él, a pesar de haber pasado con licencia a la primera reserva. Así, por realizar “propaganda subversiva” y por sus opiniones contra el régimen monárquico, vertidas tanto en actos públicos como sobre todo en la prensa, Martínez Barrio volvió a ser detenido y, en unas treinta ocasiones, procesado antes de la proclamación de la Segunda República. Apenas resueltos sus problemas con la jurisdicción militar y trabajando ya como empleado en el Matadero, a partir de 1908 formó un grupo denominado Fusión Federalista, opuesto a la orientación moderada de la Unión Republicana en Sevilla. La nueva entidad, que adoptó como cuerpo doctrinal el Manifiesto-Programa de Pi i Margall de 1894, consiguió allegar recursos suficientes para publicar, desde enero de 1909, un semanario titulado La Lucha. Además, en las elecciones municipales celebradas en mayo de 1910 Martínez Barrio fue elegido por primera vez concejal del Ayuntamiento de Sevilla, permaneciendo en la corporación hasta finales de 1913. Sus constantes intervenciones en los plenos y su amistad con Lerroux acabaron por ratificarle como uno de los valores en alza del republicanismo en Sevilla. Martínez Barrio recibió por esas fechas la ayuda de un anciano correligionario —Joaquín Maestro Amado, un comerciante enriquecido en la Argentina— montando una pequeña imprenta dedicada a trabajos comerciales (Tipografía Minerva, instalada en su propio domicilio de la calle Roque Barcia, n.º 5) y en la que desde 1910 comenzó a imprimir un nuevo periódico “radical-autonomista”, titulado El Pueblo. En 1917, además, contrajo matrimonio con Carmen Baset Florindo, hija de un modesto industrial, con la que no tuvo descendencia. Pese a estos modestos éxitos, las divisiones y los enconados enfrentamientos que casi siempre habían jalonado la trayectoria del republicanismo volvieron a reaparecer con toda su crudeza a comienzos de la primera década del siglo XX, hasta el punto que entre 1913 y 1920 los republicanos quedaron sin representación en las instituciones sevillanas. En esos años del republicanismo en Sevilla apenas si quedó otra cosa que la constancia y el tesón de Martínez Barrio, impenitente candidato en todas las elecciones de diputados a Cortes celebradas en los años previos al golpe de estado de Primo de Rivera. En febrero de 1920, sin embargo, fue elegido de nuevo concejal, englobado en una candidatura consensuada por los partidos y “fuerzas vivas” locales. Nombrado presidente del Partido Republicano Autónomo de Sevilla en 1921 y vocal de la comisión organizadora de la Exposición Hispano-Americana en 1922, su labor en el Ayuntamiento le granjeó la consideración y el respeto de los sevillanos.

De hecho, en 1923 Martínez Barrio presentó su candidatura por Sevilla en las elecciones legislativas convocadas por el marqués de Alhucemas; aunque los resultados le fueron totalmente favorables, un “pucherazo” a favor del hijo del fundador del diario ABC le arrebató el acta de diputado. Pese a que ni la junta del censo ni el Tribunal Supremo quisieron reconocerlo, el candidato proclamado, Juan Ignacio Luca de Tena, renunció a tomar posesión del escaño, gesto caballeroso que fue el origen de la buena amistad que desde entonces existió entre ambos personajes. En cualquier caso, el golpe de estado de septiembre de 1923 truncó el ascendente protagonismo del líder de los republicanos en la política sevillana, al ser desposeído de sus cargos tras ordenar el Directorio el cese fulminante de los Ayuntamientos de toda España. De esta época de comienzos de siglo data también el ingreso de Martínez Barrio en la Masonería.

MARTÍNEZ BARRIO EN LA MASONERÍA. Fue iniciado como masón el 1 de julio de 1908 —con veinticuatro años— en la Logia Fe de Sevilla, adoptando el nombre simbólico de Justicia; nombre que cuatro años después cambió por el de Pierre Victurien Vergniaud, es decir, por el de uno de los dirigentes de los republicanos moderados de la Revolución Francesa. Su labor en esta organización comenzó a alcanzar un especial brillo a partir de 1915, al lograr en febrero de aquel año el reagrupamiento en una única entidad de casi todos los talleres masónicos sevillanos. Nació así la poderosa Logia Isis y Osiris, adscrita a la Obediencia del Grande Oriente Español y auténtico motor del resurgimiento de la Masonería en Andalucía. Desde esta plataforma, donde en la década de 1920 acabarían convergiendo y encontrando refugio una parte muy considerable de las elites republicanas de izquierdas, Martínez Barrio, el cada vez más respetado hermano Vergniaud, grado 33.º, llegaría a alcanzar los cargos de gran maestre de la Masonería andaluza (1923-1931) y gran maestre nacional del GOE (1931-1934), ya en tiempos de la Segunda República. La trayectoria política de Martínez Barrio adquirió un especial relieve en plena dictadura de Primo de Rivera, erigiéndose en esos años en el líder indiscutible de los republicanos de la Baja Andalucía. Miembro de la Alianza constituida en 1926, al menos desde 1929 formó parte de las conspiraciones urdidas por Villanueva y Burgos y Mazo, estableciendo contactos con el general Goded a fin de organizar un levantamiento en Andalucía, propósito que abortó la renuncia de Primo de Rivera en enero de 1930. Adherido al llamado Pacto de San Sebastián y participante en el mitin de las Ventas celebrado en septiembre de 1930, en noviembre fue requerido para integrar el comité nacional revolucionario como representante de los republicanos andaluces, firmando el Manifiesto difundido por aquella junta a finales de 1930. Tras el fracaso de la sublevación de Jaca y Cuatro Vientos tuvo que refugiarse en Gibraltar, exiliándose a Francia —primero en París y después en Hendaya— desde febrero a abril de 1931. Proclamada la Segunda República, Martínez Barrio, que contaba ya con cuarenta y ocho años, fue nombrado ministro de Comunicaciones del Gobierno Provisional y elegido diputado a Cortes por Sevilla, asumiendo la vicepresidencia del Partido Radical y convirtiéndose de facto en el lugarteniente y hombre de confianza de Alejandro Lerroux. Desde 1931 Martínez Barrio, elegido también aquel mismo año gran maestre nacional del GOE y presidente de honor de la Liga de los Derechos del Hombre, fue adquiriendo un paulatino protagonismo en la historia de la Segunda República, defendiendo una política moderada y centrista desde el mismo instante en que el nuevo régimen inició su andadura. En sus discursos y en su actitud política Martínez Barrio preconizó la necesidad de un Estado fuerte, pero democrático y eficaz, un Estado que fuera capaz de “nacionalizar la República” y de hacerla amada y respetada por la inmensa mayoría de los ciudadanos. Apartado del Gobierno desde la crisis de finales de 1931, que colocó a los radicales en la oposición, y en sintonía con la actitud de su jefe político, Martínez Barrio hizo públicas sus discrepancias con el PSOE —y, especialmente, con los sectores liderados por Largo Caballero— en marzo de 1932, cuando en unas declaraciones a Blanco y Negro, ampliamente difundidas, manifestó que era preciso rectificar el rumbo y el perfil del régimen, afirmando que a su juicio el apartamiento de los socialistas del Gobierno constituía una necesidad insoslayable si se quería consolidar la República y evitar su desbordamiento por la izquierda. En parecidos términos se pronunció en julio de 1932, oponiendo serios reparos a la aprobación de los proyectos de Reforma Agraria y al Estatuto de Cataluña, tal y como habían sido redactados por las comisiones respectivas. Como jefe de su minoría parlamentaria, a Martínez Barrio le correspondió el poco grato deber de desmentir en las Cortes la rumoreada implicación de los radicales en la intentona golpista del 10 de agosto de 1932, a pesar de estar perfectamente informado de las actitudes sospechosas de algunos miembros de su propio partido, y en particular de Lerroux, amigo personal del general Sanjurjo. Desde comienzos de 1933 el nombre de Martínez Barrio se asoció además con el de la obstrucción parlamentaria al Gobierno Azaña, de quien llegaría a afirmar que estaba ejerciendo “una verdadera dictadura que nada tiene que envidiar a la fascista...”. Años después Diego no tuvo reparo en rectificar este juicio, afirmando que aquella política obstruccionista practicada por él mismo, por el Partido Radical y por otras organizaciones de centroderecha —acentuada a raíz de las repercusiones del escándalo de Casas Viejas— fue, según reconoció en sus Memorias, básica y esencialmente un error. En cualquier caso, al final del verano de 1933, tras la caída de Azaña y aceptada por el presidente de la República la propuesta de Lerroux de formar una mayoría exclusivamente republicana, Martínez Barrio añadió un nuevo peldaño a su carrera política al ser designado ministro de la Gobernación en un efímero gabinete que apenas duró veintiséis días. Inmediatamente después, el 9 de octubre, Diego era nombrado por Alcalá-Zamora nuevo presidente del Consejo de ministros, pero con la finalidad expresa de disolver las Cortes y convocar elecciones. Consideradas, a pesar de los apaños y corruptelas que tuvieron lugar en varias circunscripciones, como una de las elecciones más limpias disputadas hasta entonces en España, los resultados de las urnas y los efectos del sistema electoral mayoritario republicano dieron paso en diciembre de 1933 a unas Cortes muy diferentes en su composición a las del primer bienio. Diego Martínez Barrio, ex-presidente del Consejo y reelegido diputado por Sevilla, si bien aceptó formar parte de los primeros gabinetes de Lerroux, al principio como ministro de Guerra y después de Gobernación, comenzó a disentir de forma notoria de la progresiva derechización de su propio partido, de las presiones revisionistas de la CEDA y de la hipoteca que para los gobiernos republicanos representaba el apoyo parlamentario de Gil Robles. Dicha actitud crítica, en la que algunos historiadores han querido ver —sin mucho fundamento— motivaciones “secretas” (presiones de la Masonería, maniobras de Alcalá-Zamora, etc.) alcanzó su cénit tras la aprobación de la Ley de Amnistía —que benefició a los implicados en la Sanjurjada—, concluyendo a mediados del mes de mayo de 1934 con su separación de Lerroux. La escisión de Martínez Barrio, secundada por un reducido grupo de diputados, vino a significar la ruptura del histórico Partido Republicano Radical. En septiembre de 1934, tan sólo unos días antes del estallido de la revolución de Asturias, nacía el partido de Unión Republicana, fruto de la fusión entre los radicales-demócratas de Martínez Barrio y el grupo radical-socialista dirigido por Félix Gordón Ordás. Su presidente y líder indiscutible sería, a partir de entonces, un Diego Martínez Barrio cada vez más alineado con la política de Azaña. Transcurrido 1935 y nombrado miembro del Comité Nacional del Frente Popular, tras la crisis desatada por los escándalos de corrupción que hundieron a los lerrouxistas y la disolución de las Cortes decretada por el presidente de la República, Martínez Barrio volvió a ser elegido diputado en febrero de 1936, integrando la candidatura del Frente Popular por Madrid. Su partido obtuvo treinta y cinco escaños y Diego fue nombrado presidente de las Cortes con el voto prácticamente unánime de izquierdas y derechas (trescientos ochenta y tres votos a favor de un total de cuatrocientos diez diputados electos). Unas semanas después, el 8 de abril de 1936 y tras el acuerdo de las Cortes de destituir a Alcalá-Zamora, asumió interinamente la Jefatura del Estado hasta el 11 de mayo de 1936, en que fue sustituido por Manuel Azaña. Fue en esos días cuando, acompañado por el presidente de la Generalitat, Luis Companys, y del ministro de Comunicaciones, Manuel Blasco Garzón, realizó la que sería su última visita a Sevilla, recibiendo innumerables muestras de afecto de sus paisanos.

Unas semanas después, el 19 de julio de 1936 y ya con el ejército de Marruecos y otras guarniciones militares levantadas en armas contra las autoridades republicanas, Martínez Barrio recibió el difícil encargo de intentar formar un gobierno de conciliación que evitase la Guerra Civil. Diego telefoneó personalmente a varios de los jefes que encabezaban la rebelión para intentar convencerles de que depusieran su actitud. Según su propio testimonio y contrariamente a lo que tantas veces se ha afirmado, jamás les ofreció formar parte del nuevo gobierno. En cualquier caso, aquél era un intento desesperado y condenado al fracaso, por más que Martínez Barrio insista en sus Memorias y en sus escritos inéditos que en aquellas horas aún era posible detener lo que a todas luces parecía ya inevitable.

Tras el fracaso de su iniciativa se trasladó a Valencia para hacerse cargo de la dirección de la Junta Delegada del Gobierno para la Región del Levante, organizando en Albacete el aprovisionamiento de las Brigadas Internacionales y del nuevo Ejército voluntario de la República. En esos meses encabezó también las delegaciones españolas a varias conferencias internacionales, presidiendo las escasas reuniones que durante la guerra celebraron las Cortes Españolas, trasladadas desde finales de 1936 a Valencia. Tras la última reunión, la que tuvo lugar en febrero de 1939 en el castillo de Figueras, con Barcelona ya tomada por las tropas de Franco, Martínez Barrio cruzó a pie la frontera francesa y como otros miles de republicanos inició un exilio —o un destierro, como él prefería denominarlo— que consumiría aún los últimos veintitrés años de su vida.

Trasladado a París, el 27 de febrero de 1939 y en su calidad de presidente de las Cortes, Martínez Barrio recibió la dimisión de Azaña como presidente de la República, asistiendo a las tensas reuniones que la Diputación Permanente celebró en la capital francesa.

En Madrid mientras tanto estallaba la sublevación del coronel Casado contra el Gobierno Negrín, sumiendo en el caos más absoluto a las instituciones representativas de la legalidad republicana.

En mayo de 1939 y con la Segunda Guerra Mundial a punto de estallar en Europa, Diego y su familia abandonaron Francia a bordo del Champain, realizando la travesía desde El Havre a Nueva York, para afincarse en Cuba y desde octubre de 1939 en México, donde residió durante los años siguientes.

Afectado del mal de altura, se vio obligado a realizar prolongadas estancias en Veracruz y en la costa del Pacífico, viviendo en condiciones que rayaban en la más absoluta miseria. Auxiliado por la JARE con un subsidio de 680 pesos mensuales (para él y los otros tres miembros de su familia), Martínez Barrio pudo alquilar un piso situado en la calle Anahuac, n.º 21-A, de México DF, donde finalmente fijó su residencia.

Su principal objetivo desde entonces se centró en el traslado a América de los republicanos españoles y en la reorganización de los partidos e instituciones del exilio. Con ese objetivo y al poco de su llegada a tierras americanas fundó una organización titulada Alianza Republicana, a la que pertenecieron Castrovido, Franchy Roca, Albornoz, Giral, Esplá, Gordón Ordás, Ruiz Funes, etc., y en la que Martínez Barrio ocupó el puesto de secretario general. Asimismo, en la primavera de 1943 y junto al general Miaja realizó una gira por Venezuela, Colombia, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Chile, recabando el apoyo de sus gobiernos para la República Española. Simultáneamente y desde su llegada al Nuevo Continente Diego mantuvo contactos muy estrechos con la Masonería americana, al tiempo que en la España de Franco el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo le condenaba en rebeldía a treinta años de reclusión mayor.

Desde 1943 y con la colaboración del socialista Indalecio Prieto, Martínez Barrio organizó y presidió la Junta Española de Liberación. Dos años después y tras múltiples y complicadas gestiones, el 17 de agosto de 1945 logró reunir en el Salón de Cabildos de la Ciudad de México a un centenar de diputados supervivientes de las Cortes de 1936, siendo designado —en su calidad de presidente de las Cortes— presidente interino de la Segunda República Española en el exilio.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, en marzo de 1946 regresó a Europa, siendo bien acogido por el Gobierno francés a pesar de que rápidamente fue quedando en evidencia que los aliados, vencedores del fascismo, no iban a propiciar la caída del régimen de Franco. Diego Martínez Barrio asumió entonces su papel de depositario de los derechos de la República Española, reconocida ya tan sólo por los Gobiernos de México y Yugoslavia. Un Martínez Barrio forzado por las estrecheces económicas a trasladar su residencia a una modesta casa a las afueras de París, que en sus discursos nunca dejó de denunciar la ilegitimidad del régimen de Franco y que fue convirtiéndose, año tras año, en el presidente cada vez más solitario de un exilio sin fin. Tan sólo el fallecimiento de su mujer, Carmen Baset, en 1960, con la que había compartido casi medio siglo de convivencia, logró afectar su ánimo hasta el punto de sumirle en una profunda depresión. Aun así, poco antes de su muerte contrajo matrimonio con su cuñada Blanca, “boda melancólica —según escribió—, impuesta por la necesidad y la más elemental previsión...”.

Unos meses después, a las 13.15 horas del día de Año Nuevo de 1962, en la Taberne Alsacienne de rue Vaugirard, 235, Martínez Barrio fallecía de un ataque al corazón cuando almorzaba con Blanca, su amigo Juan Arroquia y su mujer. Su cuerpo, de setenta y ocho años, fue cubierto con la bandera republicana y enterrado en un pequeño cementerio a las afueras de París, en Saint-Germain-en-Laye, en una ceremonia a la que sólo asistieron un pequeño grupo de viejos amigos. En España la prensa del régimen dio cuenta de su fallecimiento afirmando que Martínez Barrio había muerto como había vivido siempre, con un tenedor y un cuchillo en las manos y bebiéndose el dinero de los españoles... No obstante, conforme a los deseos expresados en su testamento, casi cuarenta años después, en enero del año 2000, sus restos fueron trasladados a su ciudad natal gracias a las instituciones democráticas andaluzas, siendo homenajeado por miles de sevillanos y recibiendo sepultura a los sones del Himno de Riego.

Bibliografía: A. Alonso Baño (recop. y selecc.), Homenaje a Diego Martínez Barrio, Paris, Imprimerie La Ruche Ouvrière, 1978; A. Guerra Gómez, “Diego Martínez Barrio y el Gran Oriente Español: República y exilio americano”, en J. A. Ferrer Benimeli (coord.), Actas del V Symposium de Historia de la Masonería Española, vol. II, Zaragoza, CEHME, 1992, págs. 775-788; M. A. Sampedro Talabán y L. Álvarez Rey, “Diego Martínez Barrio y el partido de Unión Republicana en Sevilla”, en Trocadero (Cádiz), n.º 5 (1993), págs. 555-580; L. Álvarez Rey, Aproximación a un mito: masonería y política en la Sevilla del siglo XX, Sevilla, Ayuntamiento, 1996; “La forja de un republicano: Diego Martínez Barrio (1883-1962)”, en Ayer (Madrid), n.º 39 (2000), págs. 181-205; “La República soñada: Diego Martínez Barrio, 1883-1962 (1.ª y 2.ª parte)”, en Cuadernos Republicanos (Madrid), n.º 43 (julio de 2000), págs. 15-45, y n.º 44 (enero de 2001), págs. 15-38; P. Fernández-Viagas Bartolomé, “Diego Martínez Barrio, o la reivindicación imposible de un Estado de derecho”, en VV. AA., Los Parlamentarios andaluces en la II República, Sevilla, Parlamento de Andalucía, 2002, págs. 55-81; J. Ortiz Villalba, “Diego Martínez Barrio”, en VV. AA., Diccionario de ateneístas, vol. I, Sevilla, Ateneo de Sevilla y Fundación El Monte, 2002, págs. 279-282; J. A. Ferrer Benimeli, “Diego Martínez Barrio: Presidente del Gobierno, de las Cortes y de la República y Gran Maestre de la Masonería Española”, en J. A. Ferrer Benimeli (coord.), Actas del X Symposium de Historia de la Masonería Española, Zaragoza, 2004, págs. 871-888; L. Álvarez Rey, “Diego Martínez Barrio y la Masonería andaluza y española del siglo XX”, en  REHMLAC: Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña, 1, 2 (2009), págs. 130-149; L. Álvarez Rey, “El exilio de un republicano. Diego Martínez Barrio, Presidente de la Segunda República”, en F. Durán Alcalá y C. Ruiz Barrientos (coords.), La España perdida: los exiliados de la II República, Córdoba, Diputación de Córdoba - Patronato “Niceto Alcalá-Zamora y Torres” - Universidad de Córdoba, 2010, págs. 377-393; J. Terrero García, “El Gobierno Martínez Barrio y los orígenes de la escisión”, en J.L. Casas Sánchez y F. Durán Alcalá (coords.), España ante la República: el amanecer de una nueva era, 1931, Córdoba, Diputación de Córdoba - Patronato “Niceto Alcalá-Zamora y Torres”, 2011, págs. 591-610; M. Aznar Soler y J. R. López García (eds.), Diccionario biobibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939, vol. 3, Sevilla, Renacimiento, 2016, pág. 250-252".

Autor biografía: Leandro Álvarez Rey.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

Real Academia de la Historia.

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domingo, 21 de noviembre de 2021

PERIODISMO O PROPAGANDA DE GUERRA PASANDO POR BENICASSIM.

 

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLON:

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR...

Por: JUAN EMILIO PRADES BEL "Pragmátic", "ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y patrimonios.

(Serie temática): HISTORIAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 1936-1939.

- (Otto von Bismarck: Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido).

"PERIODISMO O PROPAGANDA DE GUERRA PASANDO POR BENICASSIM".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.

INTRODUCCIÓN: Este artículo, intenta acercar al lector a un relato o crónica periodística basada en un épico viaje en tren en el año 1936, desde Madrid hasta Barcelona por los caminos victoriosos de la España republicana al inicio de la Guerra Civil pasando por Valencia y Benicasim, se trata de una narración épica, que aparenta ser más bien propaganda de tiempos de guerra que periodismo, el relato está firmado por el periodista y hombre de teatro Arturo Mori, Mori lo escribió a su estilo como una representación teatral itinerante para pensadores y soñadores, por cuyo escenario representado sobre papel, para deleite del plácido ciudadano lector que respira aliviado y tranquilizado en parte por la información sedante del texto, por cuyas líneas van desfilando los protagonistas de esta crónica épica del viaje en este tren victorioso y triunfal que cruzo España, que son los nombres de los pueblos, las ciudades y los territorios libres o liberados llenos de controles, y los militares y milicianos armados, y un ambiente de persecución y batalla ideológica, todo plácido y paz en las tierras de paso.... 

(...en palabras de Arturo Mori: "El periodismo español de nuestro tiempo ha sido, en general, espejo de caballeros y batalla entre hidalgos, pobres y soñadores”).

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: El Liberal (Madrid. 1879). 18/8/1936, página 5. "LOS CAMINOS VICTORIOSOS DE ESPAÑA. A LEVANTE, POR LA MANCHA. 

Valencia, ciudad proveedora. Barcelona, fábrica de guerra y remanso de paz.

— ¿Pero se puede ir a Barcelona?—pregunta una vieja escéptica que se retuerce de nostalgia a la hora del rosario.

—Se puede. Aquí está el billete. Se puede ir a Barcelona, como a Valencia y a Badajoz y a Málaga…Y pronto se podrá ir a todas partes.

Muchos viajeros. Una cola inmensa de viajeros junto a la taquilla. ¡Vía libre! El tren enfila la ruta de la Mancha. Aranjuez... Cualquiera se atreve en Aranjuez a maldecir de la República. Hace ya mucho tiempo que los del "ex real sitio" tienen formadas sus milicias. Algo extraordinario. Cuando haya lugar nos ocuparemos de esos mozos y de esas mozas de temple de acero que han batido previsoramente en su pueblo los focos posibles de la subversión... Villarrobledo... ¡Salud, país reconquistado! Todo plácido, todo normal... Hasta el ruido de las espuelas se ha olvidado. Nadie pregunta ni teme. ¡Prensa de Madrid a raudales!.

Albacete. El nudo deshecho. ¡Via libre! Alguna vigilancia en la estación. Las milicias piden la documentación de los viajeros. Una cédula es bastante para el agente; poco para las milicias. Ha de saberse quién va y viene. No todos los españoles tienen derecho a recorrer hoy los caminos victoriosos de España.

Aire de mar. Valencia. Unas horas. La ciudad vive momentos de inquietud, pero también de seguridad. El pueblo armado vigila. Se intentó la sedición y se deshizo. No. En Valencia no prenderá ningún intento de tiranía. De la huerta salen las provisiones para Madrid. Una Junta delegada las envía con la solemnidad de sus camiones perfumados. También salen hombres, muchos hombres. Hay desfiles y vítores. Las calles redimidas tienen el  orgullo de su propia fortaleza. De nuevo el tren. 

Paseo por el borde del mar. Benicasim... El presidente de la República había pensado en esa colonia de juguete, bañada por las olas. Unos días de reposo. También de creación y lectura. Otra vez será. Playas sin agobios, pueblos sin riesgo, pescadores que acaso no saben siquiera que en España se lucha denodadamente por la libertad. El puerto de Tarragona y las bocas del Ebro. Estampidos cuajados en el curso del río. ¡Barcelona! Allá lejos, el aeródromo del Prat, que quería destruir Goded.

Mucha vida en las calles de Barcelona. Milicias en todas las esquinas. La plaza de Cataluña, museo de una jornada dramática, pero triunfal. Funcionan los teatros y los cines, y los cafés rebosan de público preguntón y nervioso. Centenares de jóvenes se alistan para el frente de Zaragoza. Barcelona da un contingente enorme de soldados. ¡De soldados de la República! ¡Malditos los que dudaron alguna vez del republicanismo de Cataluña! Nada hay por encima de él. Ni la catalanidad sagrada de sus hijos. Companys, dos veces honorable en esta hora histórica de defensa y reconstrucción, trabaja sin descanso; no niega el abrazo a nadie. Ha unificado la política republicana y obrera. Ha forjado un instrumento nacional de defensa... Empieza a fabricar bombas y aviones. Sabe que con Madrid y Valencia es el alma de la República española. Bañistas en tropel sobre las playas de la costa que lleva a Francia. Y a cada momento, escuadrillas de aviones que acarician el cielo de las Baleares. Tierras nuestras, mares nuestros... ARTURO MORI".

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):

ARTURO MORI: Arturo Mori Salas (Barcelona, 1888-México, 1953). Fue uno de los periodistas españoles más conocidos en los años veinte y treinta, en parte también por su faceta de hombre de teatro. Había estudiado Filosofía y Letras y fue uno de los fundadores en 1909 de la Asociación de la Prensa de Barcelona. En su declaración ante las autoridades mejicanas de Veracruz, al llegar exiliado a bordo del Ipanema el 7 de julio de 1939, procedente de Francia, hizo constar que tenía 53 años, natural de Barcelona, casado, afiliado a Unión Republicana y a la Unión General de Trabajadores, y que había ocupado el cargo de Secretario de Embajada durante la guerra; también quiso hacer constar que era poseedor de la Legión de Honor de Francia, por su labor periodística durante la Gran Guerra. Durante el exilio, trabajo en la prensa mexicana, la mayoría de sus artículos de crítica teatral, y fue uno de los creadores en 1942, de la Agrupación Profesional de Periodistas y Escritores Españoles en el Exilio. "Arturo Mori: “La prensa española durante la Segunda República”. Prólogo de José Esteban, Isabelo Herreros. Editorial Renacimiento, Colección: Biblioteca del Exilio, 2019).

EL EJÉRCITO DEL KOMINTERN Y LAS CONSIGNAS Y PROCLAMAS DE LA TERCERA INTERNACIONAL COMUNISTA, CONFORMARON EN ESENCIA Y VIRTUD EL ESPIRITU DE LAS BRIGADAS INTERNACIONALES QUE COMBATIERON EN ESPAÑA: La Internacional Comunista, también conocida como la III Internacional, así como por su abreviatura en ruso Komintern (Коминтерн, abreviatura de Коммунистический интернационал, transliterado como Kommunistícheskiy internatsional) o Comintern (abreviatura del inglés: Communist International), fue una organización comunista internacional, fundada en Moscú el marzo de 1919, por iniciativa de Lenin y el Partido Comunista de Rusia (bolchevique), que agrupaba a los partidos comunistas de distintos países, y cuyos objetivos en sus primeros estatutos era luchar por la supresión del sistema capitalista, el establecimiento de la dictadura del proletariado y de la República Internacional de los Soviets, la completa abolición de las clases sociales y la realización del socialismo, como primer paso hacia una sociedad comunista, así como "luchar por todos los medios disponibles, incluida la fuerza armada, para el derrocamiento de la burguesía internacional y la creación de una república soviética internacional como un estadio de transición hacia la abolición completa del Estado".

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

Real Academia de la Historia.

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Benicassim.

Arturo Mori.


"CASTELLÓN", LA GUERRA, LOS POETAS Y SUS CREACIONES.

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLON:

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR...

Por: JUAN EMILIO PRADES BEL (Taller de historia, memorias y patrimonios).

(Serie temática): HISTORIAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 1936-1939.

"LA GUERRA, LOS POETAS Y SUS CREACIONES".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL

INTRODUCCIÓN: La fuerza de la poesía y su utilización como estrategia moral para la guerra.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: Comandante Lister, Enrique Lister, Mayor de Milicias: “….He podido comprobar muchas veces que una poesía capaz de llegar al corazón de los soldados, valía más que diez largos discursos. Recuerdo cuando, en los días más difíciles de Madrid y luego  a lo largo de toda la  guerra, venían Alberti, Miguel Hernández, Herrera Petere,  Juan  Rejano,  Serrano  Plaja,  Pedro  Garfias,  Altolaguirre,  Emilio  Prados  y  otros poetas a las trincheras a recitar a los combatientes sus poesías y lo que estas representaban como materia  combativa, explosiva, de reforzamiento de la moral del combatiente  y de confianza en la victoria; de impulso para la realización de actos heroicos individuales  y colectivos. Fue por esos días cuando me di plenamente cuenta de la inmensa fuerza de la poesía  para  despertar en  el  hombre todo  lo  que hay  de  mejor  en  él. Para empujarle a superarse, para hacer  de los hombres héroes y de  los héroes,  héroes aún más grandes. Mientras el poeta iba leyendo su poema yo me fijaba en los rostros de los combatientes e iba leyendo en ellos el efecto causado por lo que escuchaban, y podría decir, sin temor a equivocarme, que en muchas caras veía que éste o aquél iba a ser un héroe en el próximo combate”. Lister, Enrique (1966): “Nuestra guerra. Aportaciones para una historia de la Guerra Nacional Revolucionaria del pueblo español. 1936-1939. Editorial: Colección Ebro, París, 1966.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: La Libertad (Madrid. 1919). 31/10/1937, página 2. Sección: “ROMANCES DE LA LIBERTAD" por A. Montoro.

CASTELLÓN (Para la madre de Paco Gómez Hidalgo.)

Cautelosamente, son de una guitarra

el aire desgarra.

Es Tárrega quien la pulsa.

Serenatas españolas.

De Villarreal, el mago,

melificando la Historia.

Francisco Ribalta; lienzos,

prodigio de luz y sombra.

El mar ciñe a los artistas

con el rumor de sus ondas.

Bajo el ramaje tupido,

bancos de azules de Alcora;

perfumado todo el aire

de limones y toronjas.

Cautelosamente, son de una guitarra el aire desgarra.

Castellón sufre doliente

la tragedia pavorosa.

¡Qué martirio junto al mar!

¡Olas de dolor, más olas!

Si el anciano marinero

divisa un barco en la costa,

siente inquietud;

si en el aire suena un motor, ¡qué congoja!

Sí del naranjal les llega

la caricia prodigiosa del azahar, sentimientos

nostálgicos que se lloran.

Cautelosamente, son de una guitarra el aire desgarra.

De Benicasim, las playas, tristes,

aunque más hermosas;

el castillo de Peñiscola,

blasón de altivas memorias.

Toda la Plana rezuma

silencio fatal; las bombas

en Benicarló han manchado

aquella dulzura eglógica.

¿Así siempre, Castellón?

El mar ruge; su voz ronca dice:

"Vencer; hemos de vencer.

¡España será española!»

Cautelosamente, son de una guitarra

el aire desgarra.

A. MONTORO. AÑO 1937.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

ARCHIVO: 

Benicassim.

Benicassim.

Benicassim.

Benicassim.

Benicassim.

Benicassim.





Castellón.




Benicassim.

Benicassim.